Iglesia de San Miguel de Rozas (Soba)

La iglesia de San Miguel de Rozas se comenzó a construir a principios del siglo XVI, dentro del estilo gótico rural. En el exterior, en su fachada meridional, se sitúa la portada principal protegida por el pórtico, y formada por un arco de medio punto y arquivoltas lisas de tradición gótica, aunque bajo la influencia renacentista. Sobre esta portada encontramos el escudo del linaje de los Ezquerra de Rozas, promotores del edificio. Este escudo está formado por cuatro cuarteles. En el primer y cuarto cuarteles aparece un lobo pasante al pie del árbol, arma de los Ezquerra.  En el segundo cuartel, aparece la flor de Lis, arma de los Rozas y, en el tercer cuartel, tres rozones, también arma de los Rozas. El presbiterio está iluminado por dos óculos también muy interesantes.

En el muro occidental, de sillería con pilastras, se sitúa la torre y, a esa altura en el interior, el coro. Esta parte de la iglesia se reformó en un primer momento en el siglo XVIII, sin embargo, en 1869, debido a un fortísimo viento, se produjo el derrumbamiento de la mitad del tejado, la espadaña, así como las bóvedas, campanas, altares, confesionarios y demás que se encontraban en esa parte del edificio.

El interior del edificio presenta una amplia cabecera, de planta rectangular, cubierta con una bóveda de crucería estrellada, que se abre a la nave por medio de un arco triunfal donde destaca sin duda su retablo mayor, perteneciente al estilo plateresco, y realizado en el  siglo XVI.

EL RETABLO  MAYOR DE LA IGLESIA DE SAN MIGUEL DE ROZAS

Esta pieza es una de las obras muebles más importantes del valle de Soba y de Cantabria, y está atribuida al «Maestro de Rozas», de origen desconocido, pero al que se le podría enmarcar dentro de la escuela burgalesa o toledana. Se trata de una obra renacentista, formada por doce tablas pictóricas, distribuidas en dos pisos y dos lunetos en el ático, junto con diez tallas en madera policromada que ocupan principalmente la predela y la calle central.

Realizada durante el primer tercio del siglo XVI, esta obra evidencia la introducción del «rafaelismo» en la región. Su decoración es típicamente plateresca, a base de columnas abalaustradas, motivos a «candelieri», roleos, clípeos, etc.

En la predela del retablo se encuentran las imágenes de Nuestra Señora del Rosario, que deben de proceder de un retablo colateral desaparecido. Más posteriores serían las tallas de San Mateo, San Juan, San Marcos, San Lucas y San Bartolomé.

En el tabernáculo se encuentran, sobre la puerta del sagrario, tres nichos con apóstoles. En la calle central, se encuentran las tallas de la Virgen con el niño, de tradición gótica pero con influencia renacentista, y la imagen de San Miguel, realizada por los talleres de Bellver en 1831. En el ático, se encuentran las imágenes de San Sebastián y San Roque.

Las tablas pictóricas, realizadas en óleo sobre tabla, muestran escenas de San Miguel Arcángel y de la Virgen. Las escenas relacionadas con San Miguel están extraídas de la Leyenda Dorada de Jacobo de la Vorágine, dominico que escribió dicho texto italiano, muy popular en el siglo XIII, así como un compendio de vidas de santos. Las tablas representan varios Milagros que hacen referencia a la aparición de San Miguel en el monte Gargano, a través de una señal recibida hacia el año 390 por un pastor que cuidaba unos bueyes y que, al darse cuenta de que uno de ellos se había descarriado, lo encontró en la cumbre del monte y, al dispararle una flecha, esta se volvió contra él. Con este hecho insólito, el arcángel manifestaba su deseo de ser el custodio de ese monte, en donde se levantaría un templo. Años más tarde, en ese lugar se erigió el santuario a San Miguel.

Varios siglos más tarde, en Roma, durante una procesión de rogativas encabezadas por el Papa Gregorio I para que cesara la peste que se extendía sobre la ciudad, apareció San Miguel sobre el Mausoleo de Adriano, envainando la espada ensangrentada. El papa lo interpretó como señal de que cesaba la peste, por lo que mandó construir una iglesia en la fortaleza y, desde entonces, se la empezó a denominar Castillo de Santángelo.

La imagen de San Miguel expulsando a los demonios del cielo está tomada del apocalipsis de San Juan. El pintor otorga importancia a la figura humana, de canon alargado, en su mayoría formando grupos compensados en escenas de primer plano. La luz es difusa y proporciona suaves sombreados, sin apenas contrastes, a la vez que el dibujo es marcado. Otra característica de las imágenes del retablo, heredada del estilo flamenco, es que las cabezas son pequeñas con ojos redondeados y las manos largas con finos dedos. Predomina lo lineal, que configura la forma sobre lo pictórico. Por otro lado,  se pueden ver composiciones que proceden de la escuela toledana de Juan de Borgoña, como son las composiciones cerradas, el estatismo y la suavidad de las formas y equilibrio de los tonos, abundando la gama fría.

Respecto a la autoría de estas maravillosas tablas, F. Zamanillo, en 1983, concluyó que no podría atribuirse a ningún artista conocido, aunque el autor debería enmarcarse dentro de la escuela burgalesa o toledana. En el primer caso, se podría suponer que estaríamos ante un artista influenciado por el denominado «Maestro de Osma», con el que coincide la manera de tratar la figura humana. Sin embargo, el «Maestro de Osma» emplea una mayor riqueza en los ropajes y en los fondos. En el caso de haber pertenecido al ámbito toledano, habría formado parte de la escuela de Juan de Borgoña, ya que se encuentran similitudes en las proporciones elegantes de las figuras y en las expresiones dulces de los rostros.

Posteriormente, en 1995, se afirmó que las pinturas de la iglesia de San Miguel de Rozas estaban muy vinculadas a los maestros del área zamorana, donde curiosamente trabajó Juan de la Talaya, pintor oriundo de Arredondo que se afincó en Toro en 1553.

OTRAS OBRAS DE INTERÉS DE LA IGLESIA DE SAN MIGUEL DE ROZAS

También en el interior, dentro de un arcosolio abierto en el muro del evangelio, aparece el busto de Pedro Ezquerra, bajo una inscripción en una cartela sostenida por un ángel. Esta pieza se realizó en el siglo XV, en algún taller burgalés. Se muestra yacente, vestido con bonete, sayo de amplias mangas, ropa hasta los pies, mano derecha sobre la cruz de la espada y halcón sobre la mano izquierda, símbolo de poder y señorío. También existió la estatua de la mujer, que es probable que se deteriorase al ser reformado el edificio.

La inscripción dice:

«Aquí yacen los honrados Pedro Ezquerra hijo de Joan Ezquerra y nieto de Pedro Ezquerra, parientes mayores del linaje de los Rozas. Falleció a 27 de febrero año de MCCCXCVIII e su mujer Elvira Fernández hija de S. García de Alvarado. Falleció XXV de abril año MCCCCXXXVII»

Por último, se debe destacar la pila bautismal, del siglo XVII, y la pintura del Niño Jesús con San Juan, realizada en el siglo XIX.

BIBLIOGRAFÍA:

«Patrimonio artístico religioso. Cantabria, costa oriental y Asón». Textos de Enrique Campuzano. Edita la Consejería de Turismo, Transportes, Comunicaciones e Industria y Museo Diocesano.

La pieza del mes «Retablo mayor de la iglesia de san Miguel de Rozas de Soba». 2009, Aula de patrimonio cultural de la «Universidad de Cantabria, Vicerrectorado de extensión universitaria.

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